lunes, 7 de diciembre de 2015

¿QUIÉNES SON LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS?

Link para visitar blog del proyecto: https://arqmedieval3.wordpress.com/

Llegan días terribles para agorafóbicos y claustrofóbicos, llegan días para multitudes y días para multinacionales. En plena recta final del 2015, las Navidades se avecinan ya desde Noviembre, desde que la mano invisible de los mercados decidió poner las luces en Callao y la televisión  tomó por bandera los anuncios de juguetes y videojuegos. La perversión del consumismo ya está aquí. Como se suele decir en los trailers "hollywoodienses": se avecina tormenta. Y así, como individuo atemorizado por los vientos invernales, como individuo que prefiere permanecer en casa antes que salir a la calle y perder un dedo, me enfrento al blog de un grupo de clase que, en este contexto que veo tan acertado, nos proponen un juego de mesa arqueológico. 

Inés, Guillermo Palomero, Alba y Celia parecen haber pensado más allá y, casi como una estrategia de marketing, ya están ultimando los últimos detalles de "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: Arqueología Medieval", un título muy sincero y que llama mucho la atención. Y ahora pensemos, si os proponen un juego de mesa arqueológico frente a los tradicionales regalos navideños de estas épocas, pongamos el camión Micromachine, ¿quién va a decir que no? Dicho de otra forma: caballero qué prefiere, ¿la caja sorpresa o el juego "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis"? En fin, está clara la respuesta. Si el día de mañana voy a casa de mi abuela, pienso perder tardes enteras jugando a esto antes que al dichoso tute, pero abuela no se deje ganar esta vez.

El blog me ha esclarecido totalmente de dudas. Es verdad que había oído rumores sobre este proyecto, no voy a mentir, es cierto que había escuchado ligeros comentarios de unas cartas de no sé qué, unas casillas de no sé dónde y algo así como unos caballeros que se nos presentan como héroes del juego. Ante esto veo el blog y me encuentro con una estructura sencilla y llamativa. Las entradas más recientes nos impactan en primera plana y, no solo con eso, podemos incluso elegir a quién de los miembros del grupo queremos leer o qué cuestión queremos abordar, si las ciudades, Oriente, los cruzados o, si somos ya muy puntillosos, incluso podemos ojear la bibliografía. Ya os digo, si el día de mañana tengo este juego en mis manos, la bibliografía ocupará el mismo lugar de las instrucciones del Risk. 


El juego es un híbrido entre oca y trivial pursuit (¿triviocal? ¿ocavial?), una nueva versión que surge en un mundo que está rompiendo estructuras. Hartos del bipartidismo parchís-oca, oca-parchís, seamos sinceros, este nuevo juego ha pegado duro en el tiempo de sobremesa. Leyéndolo, observo dedicación y el hecho de que se haya hecho de forma manual, nos aleja del típico kilometraje productivo en cadena al que estamos tan acostumbrados para la obtención de cualquier objeto de deseo de masas. Todo esto resume en llegar a la meta, Jerusalén, un paradigma muy clásico, héroe que se enfrenta a una realidad que le supera. En el escenario de la Primera Cruzada, debemos escoger a uno de los caballeros que se nos presentan como alegorías del mundo en el que nos tenemos que mimetizar: Hambre, Peste, Muerte y Guerra. Tú, que ahora eres una representación en miniatura de algún problema de época medieval, iniciarás un camino arqueológico y te toparás con cartas y preguntas sobre las tres grandes cuestiones de la Arqueología Medieval: Arqueología de la Guerra, Arqueología de la Vida Cotidiana y Arqueología de la Arquitectura. Al mismo tiempo que esto te permitirá avanzar o no en tu cruzada, adquirirás nuevos conocimientos. El panorama es el siguiente, después de un viaje visitando la Europa cristiana, Bizantina y el Oriente Próximo, te habrás sumergido, sin darte cuenta, en el mismo mundo que las arqueólogas y arqueólogos. ¿Alguien da más?

Creo que el proyecto nos presenta aspectos muy positivos que se esconden en su apariencia de simple juego de mesa, empezando por el momento. El momento elegido es fundamental, ya lo he comentado, parece una estrategia de marketing. Hay que quitarse la idea de que publicidad es sinónimo a engañar, y revestirla. Realmente estamos subordinados a esta realidad donde los anuncios y la publicidad nos saturan para morder el anzuelo y nos olvidamos de que lo que queremos hacer es simplemente difundir. La difusión es imprescindible en Arqueología si queremos enfocarlo como algo social, salir de la auto-marginación y que llegue al público. Siguiendo con esto, el público es la base. En mi opinión este proyecto es una manera de acercar inconscientemente la Arqueología a las estructuras base de la sociedad, los niños y niñas, pero también lo acerca a una alta gama de personas sin excluir en raza, sexo o edad. El mecanismo que se ha utilizado es propio del orden lógico de cualquier sociedad, es decir, es lo que conocemos por “juguete”. Por un lado, al relacionarlo con un juego lo estamos atribuyendo de significados sociales que están generando una idea en el imaginario colectivo y, por otro, sintetizar las cuestiones claves de la Arqueología que salga del típico planteamiento histórico del tema, ayuda a compaginar entretenimiento con un nuevo pensamiento crítico. Ya ves, es posible que con algo tan sencillo podamos generar crítica, debate y controversia en personas en formación. Mi conclusión, pienso que esta clase de proyectos micro forman parte de la introducción de la Arqueología en la sociedad, que no podemos desvalorizar por no ser artículo de alto impacto. Nombrar algo ya es introducir, ya es decir que existe, nombrarlo a través de estructuras tradicionales como esta es poder llegar a más gente. Además, yo siempre he perdido mucho a la Oca, a lo mejor en este juego me redimo y le enseño unas cuantas cosas a mi familia. 


Aquí os dejo unas imágenes de juegos tradicionales que sufren la llegada de “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: Arqueología Medieval”. Un minuto de silencio


Camión micromachine. Coches muy pequeños. Fácil ingesta.


Oca. Juego que ha destruido familias.


Víctor García González.


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